En líneas generales, los orientales atribuyen a las bayas goji las siguientes propiedades: actúan sobre el hígado, los pulmones y los riñones; favorecen el yin; fortalecen el sistema inmunitario; aumentan la emisión y la calidad del esperma y mejoran la vista y la circulación sanguínea. Además, la corteza y la raíz cocidas se aplican sobre la piel para tratar inflamaciones y algunas enfermedades dérmicas. Varios estudios publicados defienden su papel potencial contra las enfermedades cardiovasculares, los trastornos neurodegenerativos, las inflamaciones y el cáncer. Las investigaciones han mostrado que contienen numerosos nutrientes, entre los que figuran 11 elementos esenciales, 21 oligoelementos (manganeso, magnesio, cinc, hierro, cobre, calcio, cobalto y selenio, entre otros), 18 aminoácidos (incluidos los ocho esenciales), vitaminas esenciales (complejo vitamínico B, vitamina E y vitamina C), 8 polisacáridos y 6 monosacáridos, el agente antiinflamatorio betasitosterol, un amplio espectro de carotenoides antioxidantes (incluidos el betacaroteno y la zeaxantina), proteínas en mayor cantidad que el trigo, ciperona (una sesquiterpena que beneficia al corazón) y 5 ácidos grasos esenciales que ayudan al mejor funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso, entre otros. Algunos trabajos chinos, como los desarrollados por antioxidantes en estas bayas, así como su utilidad para combatir enfermedades inflamatorias y cardiovasculares, y trastornos neurológicos y de la visión, como el glaucoma y la degeneración macular. Al parecer, la investigación médica constató, por ejemplo, que el consumo diario de bayas goji elevaba los niveles de zeaxantina en la sangre. La zeaxantina es un carotenoide que se absorbe en la mácula lútea de la retina, donde se cree que ejerce un efecto protector frente a la luz solar.

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