lunes, 24 de noviembre de 2008

El cardenal Cañizares denuncia la “cristofobia” de esta sociedad "enferma"

El cardenal arzobispo de Toledo, monseñor Antonio Cañizares, aseguró durante su homilía de ayer que padecemos “una verdadera enfermedad” por “el debilitamiento” y “destrucción” de la familia y de la Iglesia, las instituciones que son “obstáculos” para imponer “un proyecto que destruye al hombre”. Y denunció la existencia de “cristofobia” citando casos como la polémica de la placa de sor Maravillas y la sentencia que obliga a un colegio público de Valladolid a retirar los crucifijos. Organizaciones ultracatólicas como Hazteoír o el instituto Tomás Moro se movilizan ya contra la sentencia.

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El presidente de la Concapa (Confederación de Padres Católicos), Luis Carbonell, aseguró que la sentencia es “desafortunada” y “una prueba más del laicismo radical”. Carbonell ha comparado la decisión con “retirar el nombre de las calles que mencionan a santos, retiramos los cuadros de Murillo de los museos o prohibimos los dulces típicos de las festividades cristianas porque ofenden a alguien”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Enclaustrada en prejuicios acumulados en una tradición moldeada por un solo interés, salvaguardar el poder y los privilegios, la Iglesia ha ido apartándose de aquel primer cristianismo, “que daba al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. La Iglesia no se instaló en la modernidad europea hasta el Concilio Vaticano II, en el que por fin reconoció la libertad de conciencia con todas sus consecuencias. No obstante, lo más significativo de este medio último siglo ha sido que una buena parte de la jerarquía ha ido distanciándose de los postulados básicos del Concilio, como si renunciar al poder político resquebrajase su estructura interna. En ese sentido, la Iglesia española no ha sabido librarse de su pasado nacionalcatólico y las críticas que ha vertido recientemente hacia la neutralidad laica del Estado rezuman valores y conceptos de un pasado que creíamos superado.

Anónimo dijo...

Yo ya no rezo, lo siento, cuando era pequeño me obligaban en el cole, ahora a pesar de respetar la labor de muchos curas no quiero ni ver a los prebostes y próceres de la iglesia. Me dan asco, lo siento.